lunes, 2 de septiembre de 2013

Con mi agenda en mano

¡Cómo me gusta una agenda!

Ya está aquí, primer día de curro después de las vacaciones. Y aunque piensen que estoy como una auténtica regadera, que probablemente así sea, una de las mejores cosas que me han ocurrido hoy es el reencontrarme con mi agenda. Sí, como lo oyen. Lo apunto todo: los próximos objetivos del curro, lo que tengo que comprar, las tareas que tengo encomendadas para la tarde, las fechas de las "quedadas" con mis amig@s, las fechas importantes... Todo, se podría decir que lo apunto todo o casi todo. Pero es que mi cabeza funciona mejor con una organización, con una rutina. Y lo mejor llega después, cuando hay que tachar. ¡Ay! que gusto da tachar. Tarea 1 hecha, la tacho; tarea 2 hecha, la tacho; tarea 3 hecha, la tacho también... Eso es lo mejor del papel, que lo aguanta todo. Me podrán llamar antigua, pero no hay nada como un papel y un boli. No saben lo feliz que he sido este verano, dejando a un lado el ordenador. Cierto es que facilita muchas cosas, pero cuando fallan... ¡agüita, cuando fallan! Nos quedamos de brazos cruzados si "las dichosas" maquinitas" deciden no trabajar. Así que seré por siempre una incondicional del papel y el boli. 

En fin, que me pierdo entre papeles y tinta. Que ya estoy de vuelta al curro. Llega el reencuentro con "mi dichosa maquinita" y me preparo para que mis ojitos terminen cansados de ver tanto numerito al final de la jornada. Pero bueno, también está el reencuentro con los compis y, sobre todo, con mis mariposas cascabelera y acelerada. Ya las echaba de menos. Y,como no, para empezar bien el día, un desayuno para ponernos al día, jijiji. 

Vuelvo a poner el despertador, a currar por la mañana y ocuparme de mi pequeña por la tarde. Las mañanas para avanzar profesionalmente y, las tardes, para avanzar personalmente. Eso es lo bueno de volver al curro, que llega la tarde y una la coge con más ganas. Algunas tardes, como la de ayer, son para organizar la casa y montar muebles nuevos. Un sillón para el cuarto de la peque y una silla para el despacho. Nuevas adquisiciones para poner la casa más mona. Y si digo lo de montar, ya se pueden imaginar dónde las compré ;-). Pero para lo que siempre hay tiempo es para irme un ratito al parque con mi pitufa... Y al llegar la noche, cuando ya no queda de otra que irse a descansar, un último vistazo a la agenda. Vaaale, lo sé soy una plasta, otra vez con la agenda. Pero es que la miro, veo todas las tareas del día tachadas y pienso: "¡bien!" Y ¿mañana?... mañana ya se verá, pero si amanece otro nuevo día, de seguro saldré con mi agenda en mano...




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